Muchas cuentas estábamos haciendo los sevillistas justo antes de comenzar el derbi, el empate del At. Madrid frente a la Real Sociedad hacia que una posible victoria sevillista nos dejara a un solo punto de la Europa League pero como muchas veces nos ha pasado a los sevillistas, que solemos vender la piel del oso antes de cazarla, así ha sucedido, el escenario era el perfecto para que una vez más se cumpliera la ley de murphy. Llegaba el Betis al Sánchez Pizjuán sin jugarse absolutamente nada, la permanencia no estaba matemáticamente conseguida pero era obvio que no pasaría ningún problema para seguir un año más en esta categoría, en frente tenía al eterno rival que se jugaba muchísimo pues todas sus posibles aspiraciones de conseguir por octava temporada consecutiva clasificarse para competición europea pasaban por ganar el derbi y así con todos estos antecedentes empezaba el partido. Y vaya si comenzó bien, salió un Sevilla poderoso, a por el rival y tan pronto consiguió adelantarse en el marcador como igual de rápido desapareció del partido, y el rival fue poco a poco apoderándose del balón y del control del partido y sus llegadas a puerta eran un constante peligro. Llegó el empate de falta pero pudo haber llegado mucho antes por las oportunidades que tenían. El Sevilla no ha hecho un buen partido ni mucho menos, por muchas vueltas que le demos no es ni más ni menos que el reflejo de lo que hemos estado viendo durante toda la temporada, lo que pasa que al ser ahora frente al eterno rival y darse esta cadena de decepciones, perder el partido, decir adios a la Europa League, perder la liga particular y además en el descuento y de falta, son muchas cosas y todas dolorosas que no dejarían de serlo de haberse dado con otro rival pero ni mucho menos llegan al grado que tenemos todos los sevillistas ahora en nuestro cuerpo. El equipo ha ido por impulsos, sin cabeza con mucho más corazón y así es muy difícil ganar partidos y en frente ha tenido a un equipo que ha sabido templar los nervios propios de un partido de máxima rivalidad echar la pelota al suelo y movernos y se ha llevado el partido, con justicia por mucho que nos duela reconocerlo.
Señores esta liga esta finiquitada y ahora a terminar los dos partidos que nos quedan de la mejor manera posible y a volver a recuperar la ilusión en este equipo, en esta plantilla y en esta directiva que durante tantos años nos han dado tanto. Seamos grandes sevillistas ahora que las cosas no vienen como quisiéramos pero demostremos que sabemos encajar los malos resultados igual que supimos presumir de todo lo que nos dio este mismo equipo. Clase, señorio y sevillismo por los cuatro costados. Viva el Sevilla siempre.
No quisiera despedirme sin felicitar al Real Madrid y a todos sus aficionados por el título de liga conseguido de forma matemática tras su victoria de esta noche en un estadio tan difícil como es San Mamés.
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