sábado, 11 de abril de 2015

EL LIDER TAMPOCO ASALTA EL PIZJUAN

Todos los profesionales del fútbol están cansados de repetirnos que lo mismo son tres puntos contra un rival grande que contra cualquier otro, pero esta verdad absoluta (que nadie la discute) entre los aficionados no cuela. El "regustín" que te da ganar a los dos grandes no te lo da ganar a cualquier rival, bueno, en el caso del Sevilla, evidentemente, ganar al otro equipo de la ciudad. Hoy hemos visto un partido maravilloso con dos partes muy pero que muy diferentes. El fútbol si no se vive con pasión, aquella que solo te da el ser seguidor de un equipo, no pasaría de ser un entretenimiento mas, y si me apuras diría que muchas veces bastante aburrido pues para ver un partido bueno te "tragas" veinte malos. Pero hoy a cualquiera que le guste un poco este deporte debe haber disfrutado. En la primera parte viendo como el Barcelona volvía completamente loco al Sevilla jugando un fútbol de toque que nos recordaba a aquel Barcelona de los primeros años de Guardiola. Al Sevilla no le quedaba otra que correr tras la pelota como pollo sin cabeza, no nos duraba la pelota en nuestros pies mas de cinco segundos. De esta manera los goles mas temprano que tarde tendrían que llegar y así fue, prácticamente en el primer tiro a puerta del Barcelona nos cuela el primero. Clásica jugada de Messi que con ese guante que tiene en su pie izquierdo se la cuela a Sergio Rico por el palo derecho y el solo puede acompañar con la vista la pelota y observar como se introduce en su portería. 0-1 y todo sigue igual, el Sevilla parece grogui, los sevillistas rezamos para que esta primera parte termine cuanto antes, los barcelonistas todo lo contrario, que siga la fiesta. Así llegaría el segundo tras el lanzamiento de una falta al borde del área que Neymar lanza magistralmente quitando las telarañas de la porteria sevillista. 0-2 y el equipo de casa en shock y los aficionados viendo como el tsunami Barça nos pasa por encima y todavía quedaban quince minutos para que acabara el primer tiempo. Tuvo Luis Suárez en sus botes el tercero pero la mando al limbo. Y es aquí donde aparece lo maravilloso de este deporte, cuando un equipo es infinitamente superior al otro y la lógica es que te caerá un saco, aparece Banega para pegar desde fuera del área un zapatazo y "pa dentro". Ese gol hace que los jugadores del Sevilla se quiten "el acojone" que tenían hasta ese momento y vayan a cada pelota a morder. Empezaba un partido nuevo, ese Sevilla era otro y así hasta el final del partido. Ahora eramos nosotros los que no queriamos que el colegiado pitará el final del primer tiempo y los barcelonistas que se las deseaban tan felices hacía un instante empezaban a mirar el tiempo en el marcador.
Nos fuimos al descanso con ese 1-2 pero a la vuelta ya nada sería igual. Ese Sevilla timorato, temeroso, demasiado respetuoso con el lider del campeonato murió con el gol de Banega. Lo que se vio en la segunda parte fue a ese Sevilla que nos lleva encantando en esta liga, al Sevilla al que nadie es capaz de derrotar en su estadio. Se pudo perder el partido, porque el de enfrente es un señor equipo pero también se pudo ganar porque las oportunidades para ello fueron muchas.
Se consiguió salvar un punto, pues remontarle un 0-2 al Barça muy pocos equipos lo hacen. El sabor de boca para el sevillismo es mas positivo que para los visitantes pues siempre el que viene de abajo remontando se queda mas contento. Sigue el equipo con su record de imbatibilidad en el Pizjuán y coge mucha moral para estos últimos partidos de liga en su intento de quedar entre los cuatro primeros para entrar en la tan ansiada Champions. Ya solo queda cambiar el chip otra vez y empezar a pensar en el jueves en la eliminatoria de cuartos frente al Zenit y que siga la racha en el Pizjuán.

No hay comentarios: